Todos tenemos
una imagen de nosotros, sea buena o mala; de cualquier forma esa imagen
afectará nuestro comportamiento, actitudes, productividad y hasta nuestro
sentido de realización y felicidad. Existen dos pensamientos populares en el
campo de la psicología sobre la auto-imagen que ilustran lo anterior: “somos lo
que creemos ser” y “lo que los demás piensan de mí, no es tan importante como
lo que yo pienso de mí mismo”.
Tengamos
presente que los pensamientos engendran sentimientos, y los sentimientos engendran
acciones; de esta forma los pensamientos que nacen de nuestra auto-imagen,
afectan nuestras acciones positiva o negativamente.
Quien tenga
una imagen de confianza en sí mismo, rendirá al máximo de su capacidad, no así,
la persona insegura que carece de confianza. Esto explica por qué muchas
personas talentosas fracasan y algunos mediocres triunfan. Esto también explica
por qué seres que triunfan, siempre están insatisfechos con sus logros.
·
Áreas
de conflicto en la autoaceptación
Existen cuatro
aspectos en los que la mayoría de la gente se rechaza:
-
Nuestro aspecto o
apariencia externa
-
Nuestras capacidades,
habilidades o talentos naturales
-
Nuestro linaje,
herencia o ancestro
-
Nuestra herencia
social, ubicación social o medio ambiente
·
La
importancia de tener un sano autoconcepto
Al tener un
autoconcepto saludable, tenemos bienestar emocional, nos sentimos cómodos con
nosotros mismos y disfrutamos de paz interior duradera. La persona lleva una
vida útil y productiva, piensa con claridad para desarrollar un mejor
rendimiento y se concentra en metas definidas con la motivación suficiente para
lograrlas.
Además, se
enfrentan los problemas de la vida y hay dedicación para resolverlos. La
persona no tiene que dividir sus esfuerzos entre atender sus ansiedades interiores,
y enfrentar la circunstancia del momento. Puede gozar de los logros obtenidos
sin presumir de ellos; se desenvuelve competentemente en la vida porqu sabe que
ya “es”, no está tratando de “llegar a ser”.
·
La
terapia de Dios
La
Teoterapia nos plantea que somos muy especiales para Dios:
-
Dios nos hizo a su
imagen y semejanza
-
Dios nos forma
mientras dura nuestro peregrinaje por la tierra
-
Cada uno de nosotros
es único e irrepetible
-
Dios permite ciertas
debilidades en nosotros, para manifestar su amor y poder para superarlas
El plan que Dios tiene para
otra persona no es el mismo que tiene para mí, pero él
quiere que todos disfrutemos de una vida con sentido y felicidad
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