Cuántas veces
deseamos sinceramente llevar una vida fructífera, tranquila, íntegra, honesta;
y sin embargo, somos afligidos por sentimientos de inutilidad, estados de
cólera, temores, deseos sexuales compulsivos,
que deseamos cambiar, pero ni el arrepentimiento ni la vida de devoción parecen
suficientes.
Cuando las
heridas del pasado nos hunden en abismos de angustia, ansiedad o depresión, y
demás, no podemos apartarlas con un acto de nuestra voluntad, entonces necesitamos
mirar nuestro corazón.
·
El
corazón duro nos impide amar
Muchas veces
nuestro corazón parece de piedra; nos sentimos impedidos para responder a las
necesidades de otros, especialmente cuando requieren nuestro amor y atención.
Pero… ¿cómo puede surgir amor de un corazón endurecido a causa de estar
lastimado?
·
Señales
de un corazón duro
_ Cuando
exigimos perfección en nosotros o en los demás
_ Cuando
sentimos miedo exagerado por el futuro
_ Cuando surge
la soberbia
_ Cuando los
deseos y actitudes están mal centrados; pues sólo pensamos en satisfacernos
_ Cuando
permanecemos indiferentes a lo que sucede alrededor
·
Qué
hacer frente a un corazón herido
_ El corazón
herido necesita curación, es más, puede ser sanado. No es suficiente sanar los
malos recuerdos; hay que llegar más lejos, hay que sanar el corazón.
_ El principio
básico para la sanidad del corazón es el amor. El alivio vendrá cuando Dios nos
permita entender, que él nos ha amado y cuidado desde el momento en que nos dio
la vida.
_ Otro aspecto
importante es reconocer la necesidad de perdonar
_ Entender que
un corazón sano y nuevo no es algo ya completamente hecho, sino que cada día lo
debemos renovar, así volverá a ser nuevo
vez tras vez
_ La vida de fe y confianza
en Dios nos libera de esa dureza y frialdad en la que cae el corazón herido
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