Cuando nos colocamos en
manos de nuestro Diseñador y Restaurador por excelencia, nuestro buen Dios comienza un proceso de restauración en todo nuestro ser. Él
restaura nuestro ego o personalidad deteriorada por el pecado y el dolor, para
que luego podamos disfrutar de las cosas maravillosas que Él ha planeado para
cada uno de nosotros desde antes de la fundación del mundo. Cinco características comienzan a aparecer en
nuestra vida.
1. AMOR Y RESPETO PROPIO
El conocimiento del amor
y la aceptación incondicional de Dios Padre, nos capacita para amarnos a
nosotros mismos, aceptándonos tal y como somos, disfrutando de cómo Dios nos ha
hecho, aprendiendo a estar contentos con todas las cosas, sabiendo que Dios no
ha terminado la obra que empezó un día en nuestra vida.
2. ESTABILIDAD Y EQUILIBRIO PERSONAL
En Téoterapia, el
tratamiento se inicia en el área espiritual y desde ahí, se extiende al alma y por
último afecta el cuerpo en forma de salud total. Como resultado, comenzamos a
ser transparentes con Dios, con nosotros mismos y con los demás, fruto de que
hemos aprendido a enfrentar nuestra propia realidad, partiendo del amor
incondicional de Dios
3. VOLUNTAD FIRME Y DOMINIO PROPIO
Dios nos diseñó para ser dirigidos desde
nuestra área espiritual. Él ordena nuestra vida de tal manera que nuestra
voluntad es ubicada bajo el control de su Espíritu. De esta manera nuestra
voluntad es fortalecida y aumentará
nuestra capacidad para hacer la voluntad de Dios.
4. VIDA DE PROPÓSITO Y COMPROMISO
Un resultado de tener un concepto sano de
nosotros mismos es el deseo de llegar a formar parte del plan de Dios,
interesarnos por las necesidades y problemas de los que están a nuestro
alrededor. En la medida en que nos dispongamos a ser instrumentos de Dios, en
esa misma medida se va dando nuestra propia sanidad.
5. VIDA DE ORACION Y COMUNION CON DIOS
Cuando tratamos con Dios
y nuestra vida es de igual forma tratada por El, tenemos la oportunidad de
conocer y disfrutar de su paternidad.
Anhelamos estar con Él, y como resultado hay una búsqueda constante con mayor
intensidad.
En las manos de Dios y
en su presencia nuestra vida es transformada, descubrimos el propósito de Dios
día a día, y somos capacitados para vivir la vida sobrenatural a la que El nos
llamó. Este proceso de restauración comienza desde nuestra vida interior y se
evidencia en una personalidad sana y equilibrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario