Las
situaciones dolorosas vividas en nuestros primeros años nos condicionan para
resentirnos y decepcionarnos de los demás, hasta de las personas que más nos
aman y que nos han dado pruebas de su amor.
También
tendremos la tendencia hacia la desconfianza y la frialdad en nuestra relación
con Dios. Por tanto, debemos disponernos para sanar las heridas causadas por
esas experiencias con nuestros padres y así, lograr una correcta visión y
relación con Dios.
Hacia nuestros
padres podemos manifestar:
·
No
honrar: Esto se presenta cuando manifestamos
indiferencia hacia ellos y no les damos el lugar que les corresponde. De esta
forma, podemos pensar primeramente en favorecer y halagar a nuestros amigos,
más que a nuestros padres. Esto lo podemos ver en algunas personas que gastan
una gran cantidad de dinero para regalar a los amigos en el día de sus
cumpleaños, pero a los padres les regalan cualquier objeto insignificante,
comprado de prisa y sin ningún interés por agradarlos
·
Deshonrar:
Tiene que ver con una clara manifestación de odio y resentimiento, llevando una
vida que los avergüenza. Todo lo que se hace lleva la intención de castigarlos.
Dejamos ver nuestras desgracias para que ellos sufran y se sientan culpables
·
Honrar:
Hace referencia al respeto, amor, obediencia, servicio y buen trato hacia
ellos. Cuando valoramos a esas personas a través de las cuales se nos dio la
vida, entonces podemos decir que se ha dado una importante sanidad en nuestro
ser
¿Cómo logro aceptar, perdonar y amar a mis padres?
Cuando odio a
mis padres, obviamente es por una causa poderosa, quizá abusaron de nosotros,
nos lastimaron con sus desprecios, nos abandonaron, por lo cual, tenemos toda
la razón en tener ese sentimiento de desprecio hacia ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario