martes, 26 de febrero de 2013

LA TEOTERAPIA Y EL IMPACTO DE RECHAZO



La necesidad más grande del ser humano es amar y ser amado, cuando no se suple esta necesidad, se producen heridas emocionales y sentimientos de vacío, soledad y orfandad, que necesitan el tratamiento de Dios.

La imposibilidad de dar y recibir amor, es la característica que prevalece en casi todos los disturbios mentales y emocionales, y casi siempre, se atribuye a situaciones vividas en el hogar.

Qué es el impacto de rechazo
Es una conducta obvia o explícita que transmite a una persona el mensaje de no ser amado o aceptado. El término “rechazo” está asociado con otras palabras que nos amplían su significado: negar, repeler, rehusar, desairar, rehuir, empequeñecer, despreciar, descuidar, aborrecer, etc.

Clases de rechazo
Rechazo evidente
Se da cuando la persona es despreciada con palabras, actitudes o conductas. Se origina en la actitud egoísta de los padre de familia o en su incapacidad para amar y expresar ese amor

Rechazo encubierto
Se presenta cuando el amor no es expresado de manera significativa, a través de lo que se hace se envía un o, mensaje diferente del que queremos transmitir. Dentro de este tipo de rechazo tenemos la sobreprotección; se ama al otro para que muera, pues se le hace todo, impidiéndole ser independiente

El antídoto para el rechazo
Entender que fuimos diseñados para ser amados inmensamente por nuestro Creador, nos permite comprender que ninguna relación humana de amor, por grande que sea, dejará satisfecha el alma del ser humano; esta satisfacción y plenitud se dará hasta que nos encontremos con ese amor y aceptación incondicional, pues ese amor hace que:

-Experimentemos seguridad de la salud total: espíritu, alma y cuerpo
-Disfrutemos del amor de Dios sin condiciones, y de una total aceptación, sin rechazo por lo que ahora somos
-Experimentemos seguridad del perdón de nuestros pecados
-Aceptemos que Dios guíe nuestra vida y sigamos sus instrucciones, dadas en su Palabra, la Biblia

martes, 19 de febrero de 2013

RESTAURAR LA RELACIÓN CON NUESTROS PADRES, ES CAMBIAR LA HISTORIA



La única manera de restaurar la relación más importante de nuestra vida es a través del perdón. La acusación a nuestros padres debe convertirse en honra. ¿Cómo acusar a nuestros padres, si ellos también fueron heridos? Ellos fueron formados para actuar como lo hacen o lo hicieron. El pasado de nuestros padres fue el resultado de sus necesidades y conflictos sin resolver.

Por tanto, es nuestra responsabilidad cambiar la historia, siendo héroes silenciosos, transformando las relaciones hostiles de la familia a la que pertenecemos, y, sobre todo, no repetir los errores que tanto criticamos a nuestros padres.

HONRAR, UNA DECISIÓN BENÉFICA
Honrar es sentirse orgulloso de una persona, tener en estima y tener por digno a alguien, es respetar y venerar. Muchas veces decimos venerar y adorar a Dios, pero si no amamos a quienes vemos y tenemos cerca en la tierra, ¿cómo vamos a amar a Dios a quien no hemos visto?

De ahí, que honrar debe ser una decisión, nacida de un corazón que experimenta una profunda relación e intimidad con el Creador y dador de la vida. Vida que ha sido dada a través de dos seres, que tal vez nos abandonaron, pero hoy vivimos y tenemos delante una decisión: los perdono y los respeto aunque no lo merezcan.

Solamente de esta forma, cambiaremos nuestra historia de dolor, y la historia de otros a quienes hacemos daño con los conflictos generados por esa relación vital con nuestros padres.

viernes, 8 de febrero de 2013

LA TEOTERAPIA Y LA RESTAURACIÓN PERSONAL


Cuando nos colocamos en manos de nuestro Diseñador y Restaurador por excelencia, nuestro buen Dios comienza un proceso de restauración en todo nuestro ser. Él restaura nuestro ego o personalidad deteriorada por el pecado y el dolor, para que luego podamos disfrutar de las cosas maravillosas que Él ha planeado para cada uno de nosotros desde antes de la fundación del mundo. Cinco características comienzan a aparecer en nuestra vida.

1.         AMOR Y RESPETO PROPIO                                              
El conocimiento del amor y la aceptación incondicional de Dios Padre, nos capacita para amarnos a nosotros mismos, aceptándonos tal y como somos, disfrutando de cómo Dios nos ha hecho, aprendiendo a estar contentos con todas las cosas, sabiendo que Dios no ha terminado la obra que empezó un día en nuestra vida.

2.         ESTABILIDAD Y EQUILIBRIO PERSONAL                        
En Téoterapia, el tratamiento se inicia en el área espiritual y desde ahí, se extiende al alma y por último afecta el cuerpo en forma de salud total. Como resultado, comenzamos a ser transparentes con Dios, con nosotros mismos y con los demás, fruto de que hemos aprendido a enfrentar nuestra propia realidad, partiendo del amor incondicional de Dios

3.         VOLUNTAD FIRME Y DOMINIO PROPIO                     
 Dios nos diseñó para ser dirigidos desde nuestra área espiritual. Él ordena nuestra vida de tal manera que nuestra voluntad es ubicada bajo el control de su Espíritu. De esta manera nuestra voluntad es fortalecida  y aumentará nuestra capacidad para hacer la voluntad de Dios. 

4.         VIDA DE PROPÓSITO Y COMPROMISO                                                    
 Un resultado de tener un concepto sano de nosotros mismos es el deseo de llegar a formar parte del plan de Dios, interesarnos por las necesidades y problemas de los que están a nuestro alrededor. En la medida en que nos dispongamos a ser instrumentos de Dios, en esa misma medida se va dando nuestra propia sanidad.  

5.         VIDA DE ORACION Y COMUNION CON DIOS                
Cuando tratamos con Dios y nuestra vida es de igual forma tratada por El, tenemos la oportunidad de conocer y disfrutar de su  paternidad. Anhelamos estar con Él, y como resultado hay una búsqueda constante con mayor intensidad.

En las manos de Dios y en su presencia nuestra vida es transformada, descubrimos el propósito de Dios día a día, y somos capacitados para vivir la vida sobrenatural a la que El nos llamó. Este proceso de restauración comienza desde nuestra vida interior y se evidencia en una personalidad sana y equilibrada.