viernes, 30 de noviembre de 2012

LA HOSTILIDAD NEUTRALIZADA POR LA TEOTERAPIA



Por muchas satisfacciones o éxitos que tengamos durante el transcurso de nuestra vida, siempre nos quedará algo imperfecto, algo que queremos sea mejor de lo que es. Sin embargo, por mucho esfuerzo que pongamos en nuestras acciones, en algún aspecto de nuestra vida tendremos menos éxito que en los demás, y quizá, sea ese aspecto en el que más deseamos vernos realizados.

Todo esto genera sentimientos de insatisfacción, enfado e ira reprimida. Pero ¿hacia quién podemos enfocar este sentimiento? Hacia afuera de nosotros (los demás o las cosas que nos rodean) o hacia nosotros mismos.

Consecuencias de la hostilidad hacia los demás
·         Críticas destructivas sobre el desempeño de los demás
·         Resentimiento y amargura por el triunfo de otros
·         No reconocemos ni nos alegramos por los logros de los demás

Consecuencias de la hostilidad hacia nosotros mismos
·         Nos vemos con muchas desventajas frente a los demás
·      Nos decimos palabras como: “fui un estúpid@” “nunca debí hacer lo que hice” “no he logrado nada bueno” “en todo me va mal”
·         Nos encerramos en nosotros mismos

La Teoterapia llegando al conflicto
Cuando Dios, ese ser que nos conoce totalmente, interviene, y nos disponemos a dejarnos tratar por él, entonces experimentamos plenitud y satisfacción, aún en los momentos más duros de la existencia humana.
Y aunque nos falten muchos logros, aunque no veamos la respuesta divina, si mantenemos nuestra conexión diaria con Dios, tendremos contentamiento y seremos felices: 

“Aunque la higuera no eche brotes,
ni haya fruto en las viñas,
aunque falte el producto del olivo,
y los campos no produzcan alimento;
aunque falten las ovejas del aprisco,
y no haya vacas en los establos,
con todo yo me alegraré en el Señor,
me regocijaré en el Dios de mi salvación
El Señor Dios es mi fortaleza:
Él ha hecho mis pies como los de las ciervas,
Y por las alturas me hace caminar”

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