martes, 31 de julio de 2012

LA TEOTERAPIA FRENTE A NUESTROS CONFLICTOS


La inseguridad
Al experimentar que estamos por debajo de las expectativas de los demás, y no damos en el blanco, para satisfacer las demandas de los seres más influyentes en nuestro ser: papá y mamá; surge un sentimiento que determina nuestros fracasos e insatisfacciones, la inseguridad.

El sentimiento de inseguridad tiene que ver con comportamientos de continua indecisión. La persona piensa que no acierta en sus deseos, por ello, deja que otros tomen la iniciativa y las decisiones que le conciernen a su vida.

Manifestaciones de la inseguridad
* Experimentamos miedo a fracasar, a defraudar a los demás
* Solo decidimos cuando conocemos las opiniones de los que nos rodean
* Tardanza para tomar decisiones
* Ejercemos demasiado control sobre quienes están bajo nuestra responsabilidad y autoridad
Consecuencias de la inseguridad
* Cedemos el control de nuestra vida, dejando que los demás decidan por nosotros
* Permanecemos insatisfechos porque nos dedicamos a complacer a los que nos rodean
* Participamos en actividades que no nos gustan por temor a decir “no quiero, no me gusta”
Estas son sólo algunas manifestaciones y consecuencias de la inseguridad, entre otras.

El antídoto contra la inseguridad
Encontramos muchos factores para la formación de personas seguras y estables. Uno de ellos tiene que ver con la relación paternal y maternal; ser deseados por nuestros padres y por el entorno familiar, ser amamantados por nuestra madre; tener una familia para compartir nuestros logros, anhelos y sinsabores de la vida; recibir guía y libertad para tomar decisiones desde la más temprana edad.

El ser humano fue diseñado para crecer, formarse y desarrollarse en el seno de una familia que lo integre a la vida social. 
Pero… ¿si esto no se da? ¿Si los desafíos de la vida superan mi formación?

Cómo afrontar la inseguridad 
Desde la Teoterapia, vemos que el Creador plantea una respuesta a quienes sentimos incertidumbre y miedo, para afrontar las demandas de la vida: se trata de aprender y desarrollar disciplinas diarias, para equilibrar y superar esas emociones negativas, partiendo de una de sus miles de promesas: 
“En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?" (Salmo 56)

martes, 24 de julio de 2012

LA TEOTERAPIA FRENTE A NUESTROS CONFLICTOS


En todas las etapas de la historia de la humanidad, el ser humano ha presentado desequilibrio; manifestándose éste a través de los múltiples conflictos que llevan a su propia destrucción.

Desde la Teoterapia consideramos que no es suficiente saber el origen de nuestros conflictos y no hacer nada al respecto. Precisamente, se conoce para actuar sobre una problemática cada vez más recurrente en el ser humano: las rivalidades absurdas o mal asumidas, la soledad, la depresión, la frustración, el suicidio, los homicidios, la violencia, el abuso y maltrato sexual. Estos son algunos de los muchos conflictos manifestados en nuestros tiempos, que nos está llevando paulatinamente al caos.

El sentimiento de inferioridad 
Es el más grande de nuestros conflictos, es causado por el impacto del rechazo que recibimos al ser concebidos, al nacer o en cualquier momento de nuestra infancia y adolescencia, conlleva a comportamientos inexplicables para nosotros mismos. Tales comportamientos muchas veces desencadenan en tragedias familiares o sociales.

La causa del sentimiento de inferioridad también tiene su origen en el área espiritual, al no tener una clara conciencia sobre el valor de nuestra vida, y no entender nuestro protagonismo en medio de la creación. Así la vida de los seres humanos se despilfarra, se desvanece sin el sentido que nuestro Creador puso en nuestra efímera existencia.

La respuesta al sentimiento de inferioridad
El valor de nuestra vida tiene su esencia en el pensamiento de quien nos creó, así como una obra de arte es valiosa para el que la creó y diseñó; quienes al ser interrogados por el valor monetario de la misma, siempre responden “mi obra no tiene precio”.
El ser humano delante de su Creador si tiene precio, un altísimo valor, la misma vida de Dios.