La inseguridad
Al experimentar que estamos por debajo de las expectativas de los demás, y no damos en el blanco, para satisfacer las demandas de los seres más influyentes en nuestro ser: papá y mamá; surge un sentimiento que determina nuestros fracasos e insatisfacciones, la inseguridad.
El sentimiento de inseguridad tiene que ver con comportamientos de continua indecisión. La persona piensa que no acierta en sus deseos, por ello, deja que otros tomen la iniciativa y las decisiones que le conciernen a su vida.
Manifestaciones de la inseguridad
* Experimentamos miedo a fracasar, a defraudar a los demás
* Solo decidimos cuando conocemos las opiniones de los que nos rodean
* Tardanza para tomar decisiones
* Ejercemos demasiado control sobre quienes están bajo nuestra responsabilidad y autoridad
Consecuencias de la inseguridad
* Cedemos el control de nuestra vida, dejando que los demás decidan por nosotros
* Permanecemos insatisfechos porque nos dedicamos a complacer a los que nos rodean
* Participamos en actividades que no nos gustan por temor a decir “no quiero, no me gusta”
Estas son sólo algunas manifestaciones y consecuencias de la inseguridad, entre otras.
El antídoto contra la inseguridad
Encontramos muchos factores para la formación de personas seguras y estables. Uno de ellos tiene que ver con la relación paternal y maternal; ser deseados por nuestros padres y por el entorno familiar, ser amamantados por nuestra madre; tener una familia para compartir nuestros logros, anhelos y sinsabores de la vida; recibir guía y libertad para tomar decisiones desde la más temprana edad.
El ser humano fue diseñado para crecer, formarse y desarrollarse en el seno de una familia que lo integre a la vida social.
Pero… ¿si esto no se da? ¿Si los desafíos de la vida superan mi formación?
Cómo afrontar la inseguridad
Desde la Teoterapia, vemos que el Creador plantea una respuesta a quienes sentimos incertidumbre y miedo, para afrontar las demandas de la vida: se trata de aprender y desarrollar disciplinas diarias, para equilibrar y superar esas emociones negativas, partiendo de una de sus miles de promesas:
“En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?" (Salmo 56)