lunes, 9 de septiembre de 2013

Llamados a dejar un legado

No hay nada más extraordinario para un hombre que se diga de él: “Así como  vivió, murió “: haciendo el bien, y haciendo lo agradable delante de Dios. Podemos decir que ha valido la pena nuestra vida, cuando al morir no simplemente tengan de nosotros bonitos recuerdos que se van esfumando con el tiempo, sino que hayamos dejado un verdadero legado.

Un legado, no es simplemente una herencia de bienes materiales, pues éstos muchas veces han causado divisiones y caos en las familias, al contrario de generar unidad. Un legado es una herencia espiritual que se recibe y se transmite, generando vida, salud y bendición, a las futuras generaciones.


UNA VIDA QUE DEJA HUELLAS DE TRASCENDENCIA ETERNA:

Tiene una victoria privada

·   Predica lo que vive. Es modelo, molde y ejemplo consistente de vida y acción, lo cual genera credibilidad y confianza, empezando por su familia y personas más cercanas.
·    Mantiene una vida privada dinámica, conservando el equilibrio y proveyendo seguridad, compañía, amor y dirección a su familia.
·        Tiene una adecuada actitud de servicio; es humilde y enseñable.
·        Tiene un profundo autocontrol y una vida centrada en principios y valores.
·        Crece permanentemente en una vida de fe.


Su obra trasciende


·         Se sabe un ganador y vive para ganar.
·         No se aferra a nada, así que vive con generosidad y libertad: “DA”.
·         Disfruta la prosperidad integral para sí mismo y para otros.

Hoy, nuestro llamado es a ser portadores de una herencia de incalculable valor. Cada día por vivir, representará la oportunidad dada por Dios para disfrutar esta herencia, siendo felices sirviendo a los demás, trayendo las costumbres del cielo a la tierra, convirtiéndonos así en verdaderos Agentes de Cambio, protagonistas del desarrollo de nuestros pueblos.

Empiece a partir de hoy a trabajar en ello; Viviendo de tal manera delante de Dios, que sus hijos, su familia y quienes estén a su alrededor, conserven no sólo un recuerdo que se diluya con el  tiempo, sino una herencia grabada en lo profundo de sus corazones, imposible de borrar.